La felicidad y el tiempo
Alguna vez leí que la felicidad es algo similar al efecto de una fotografía, al sentir de repente que el tiempo se ha detenido, por cualquier estúpida razón. En estos casos no hay, por tanto, un exceso de preocupación por el futuro ni nos aterra el pasado que, como la cola del gato, impertérrita, nos persigue. Se establece un pacto de silencio con el tiempo y toda necesidad humana pierde sentido: todo lo necesario está ahí, al alcance de la mano o los ojos, de tus oídos o tu boca. No hay nada más que importe entonces. Ayer tuve una de estas visiones. Pasábamos el día con unos amigos en una ciudad resguardada de los interminables turistas. Bajábamos a una playa virgen situada justo al pie de la montaña en esta zona de la costa atlántica. Había una pequeña brisa y el sol destellaba con fuerza toda la tarde. La gente, muy poca, en un ambiente de paz absoluta, se bañaba o se retiraba al abrazo del calor. Ya de noche, a nuestro regreso, tuve la suerte de asistir a uno de esos momentos, único solo en mi cabeza. Seguramente nadie a mi alrededor pudiera haberlo comprendido, ni la felicidad que de repente abrió un espacio en mi cerebro con una sola imagen. Allí, entre plantas y matorrales, a varios pies de la playa y un atardecer imposible, una casa ensoñadora se abría paso a un lado del camino. Me detuve a observar: dos niñas jugaban en el jardín con un láser mientras el sol estaba a punto de hundirse en la línea infinita del horizonte; el padre y la madre permanecían dentro de la casa, ya iluminada con los colores del fuego, en el preludio de una cena, una película, una pacífica conversación en el jardín antes de ver caer la noche. No tiene explicación y ni siquiera este texto le hace justicia. No hay manera, como con el lenguaje, siempre mentiroso, de describir la realidad, de hacerla posible en la cabeza de los otros. Supongo que hablamos de eso que algunos llaman magia. En mi opinión, hablamos simplemente de la vida, la que escapa cada segundo a nuestra mirada desconcentrada de lo que verdaderamente importa.
Escrito en: Babel Etiquetas: carpe diem, costas, felicidad, momentos, playas, tiempo
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Leyendo este texto tan corto se siente esta felicidad, tranquilidad. Que pena que tan corto…